Distintos ángulos/ Multiple angles
(scroll down for English, after the picture)
Contrastes Esta ha sido una semana de contrastes. Tuve el privilegio y la fortuna de poder celebrar el Día de Muertos en México. Sí, has leído bien, es una celebración en toda regla. Los familiares del difunto adornan la tumba con velas, flores de cempasúchil (una flor similar al clavel, de color naranja intenso), fotos e incluso la comida y bebida favorita de la persona fallecida. Las familias pasan la noche en el cementerio, haciendo vela junto a la tumba, hablando y escuchando la música que le gustaba a su ser querido, acompañando al alma de la persona fallecida que esa noche regresa al mundo de los vivos para convivir con ellas. La atmósfera del cementerio es verdaderamente mágica: miles de velas, aroma a copal e incienso, alfombras de flores naranjas que cubren todo el recinto, bandas de música amenizando con canciones festivas, familias enteras (desde la abuela hasta los nietos) comiendo y hablando sentadas alrededor de las tumbas. Algo inimaginable para alguien que viene de una concepción católica de la fiesta de Todos los Santos, mucho menos integradora y optimista. La fiesta del Día de Muertos es una fusión entre las tradiciones indígenas de culto a los muertos y el ritual católico que trajeron los colonizadores españoles. Una noche para no olvidar. Mientras yo estaba metido en este ritual cargado de símbolos y emociones, representantes políticos, científicos y activistas se reunían en Glasgow para intentar formalizar acuerdos que frenen la emergencia climática. Nadie que haya seguido un poco la historia de estas cumbres puede tener muchas esperanzas, llevan 26 reuniones y las emisiones no han parado de crecer. Pero creo que sería mucho peor si ni siquiera se reunieran para tratar el tema. Trazando paralelismos con el tema de los rituales de la muerte, lo que se ha visto en Escocia pone de manifiesto dos concepciones muy diferentes de abarcar un mismo concepto. Adentro, en los edificios y las instituciones, hombres (74% del tiempo total de las conversaciones en COP26 es acaparado por ellos) de avanzada edad, intentando una vez más encajar objetivos climáticos que al mismo tiempo les permitan seguir con sus agendas políticas y económicas. Afuera, en las calles, activistas (en su mayoría jóvenes y mujeres), que han perdido la paciencia y la confianza en el sistema para arreglar una crisis que llevan años alimentando, y que quieren cambio real y drástico. ¿Quizás una fusión de ambas concepciones, como la que se dio en México, podría llevarnos a avanzar finalmente? Más que antagónicos, los contrastes nos ayudan a ser conscientes de todos los ángulos desde los que se puede mirar a un mismo tema y desarrollar la empatía. Entre el blanco y el negro hay una infinita gama de grises.
Un saludo,
Jose
(Español más arriba) Contrasts This has been a week full of contrasts. I had the privilege and fortune of being able to celebrate the Day of the Dead (Día de Muertos) in Mexico. Yes, you read it right, it is a real celebration. The family of the deceased decorate the grave with candles, cempasúchil flowers (bright orange marigolds), pictures and even the favourite food and drinks of the dead person. Families spent the night at the cemetery, staying awake next to the tomb, chatting and listening to their beloved one’s favourite music, accompanying the soul of the dead as they return to the world of the alive to spend that night with them. The atmosphere at the cemetery is magical beyond words: thousands of candles, the thick smell of incense and copal, carpets made of orange flowers lining the whole area, bands playing festive music, full families (from the grandmother to the grandchildren) eating and speaking sitting around the graves. It is something unconceivable for someone who comes from the catholic conception of All Saints, much less integrating and optimistic. The Day of the Dead is a fusion of the indigenous traditions around death rituals and the catholic practice brought by the Spanish colonizers. An unforgettable night. While I was in the midst of this ritual loaded with symbolism and emotions, political representatives, scientists and activists met in Glasgow trying to reach agreements to slow down the climate emergency. Whoever has loosely followed these meetings cannot hold its breath, there have been 26 meetings and the emissions have steadily increased throughout. But I do think it would be worse if they even did not meet to talk about it. Connecting with the topic of the death rituals, what we have seen in Scotland highlights two very different approaches to the same concept. Inside, in the buildings and institutions, men (74% of the speaking time in COP26 is taken by male representatives) of middle age (to say the least), try to wedge climate goals compatible with their political and economic agendas. Outside, in the streets, activists (mostly women and young), who have lost hope and trust in the system to fix a crisis that has been fueled by itself, want a real and drastic change. Would a fusion of both conceptions, as it happened in Mexico, allow us to finally advance? More than antagonistic, contrasts help us to be aware of all the angles from which you can approach a topic and develop empathy. In between black and white there is an infinite range of grays.
Take care,
Jose
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