All of the above/ Todas las anteriores
(Español tras la foto)
Opinion
This week I listened to Rosalía’s new album. For those who do not know Rosalía, she is a young Spanish musician that became really famous about 4 years ago, when she released a ground-breaking album that mixes flamenco with many other styles. Back then she got much hate in Spain, specially from people who accused her of cultural appropriation and lack of respect for flamenco. After a while, she experimented with reggaeton, and she got hate for selling out and moving away from her roots. Earlier this year she released her latest album, and she has been widely criticized for putting together a collection of songs that does not compare to anything else she has done before. I waited to listen to the album because everything I could read about it was just bad press, so I figured that if I listened to it right away I would not like it. Too much peer pressure.
It is always fascinating to me how quickly bad press spreads in Spain. It is not only fast, it also is monolithic and homogeneous, like lava from a volcano. Once it solidifies, you cannot do anything to change it. For Spaniards, with a huge generalization of the mainstream popular opinion, Almodovar is too egotistic and his movies are just too weird; Rafa Nadal does not have any tennis technique, he just relies on his muscles; Penelope Cruz is a bad actress and less beautiful than her sister; and Rosalía’s last album is crap. While we mercilessly destroy these people, the rest of the world admires them. I love my country, but envy takes way too much space in our lives. I literally felt it when I moved to Canada and noticed how that constant noise disappeared… so much mental space for more positive things.
Some of you may say- well, two weeks ago you said that everyone is an expert, so now deal with it. Point taken. Maybe that is at the core of the question, each of us should use our own judgement to make up our opinions rather than getting carried away by the first note we see online. It is similar to the mob behaviour you sometimes see in public consultations for city projects, in which a narrative is imposed by a particular sector and takes over the discussion. Before the pandemic, it was almost impossible to build a single kilometer of bike lane in Toronto. Whenever there was a proposal for it, business owners and car drivers would show up to talk about the economic impact of not having enough capacity for cars and parking. When I told my friend Carlos, who works developing sustainable transportation plans in Barcelona, he mentioned that it is the same argument they use worldwide to oppose to it. However, he told me, data shows that local economic activity grows with bike lanes. People spend money, cars do not. The city of Toronto installed a bike lane in one of the busiest streets as a one-year pilot project and collected data about economic impact, bike lane usage, and change in travel time for cars. All the indicators pointed to the bike lane as being a good idea. The pilot became permanent. That brings me to another important aspect of developing an opinion: data, evidence.
Last week we sat around the bonfire with some neighbours. We were just chatting about everything when the conversation flowed into that dead end called climate emergency (I sometimes wonder how life was before we all become aware of this existential crisis). People had different ideas about how to tackle the issue. Some talked about direct action such as strikes to stop the construction of new airports. Others preferred the use soft power to influence people within government and big corporations to implement policies and programs to revert the situation. My partner talked about the need for a cultural change, redefining our values and relationships. Someone else said that there is no way this will be solved. For me, the answer was “all of the above”. The more opinions and proposals to address it, the more likely we will make some progress.
Take care,
Jose
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Your (edited) responses to the previous newsletter, Expertos/ Experts:
Alfonso (Eindhoven): The Dutch have advanced knowledge about water infrastructure to protect themselves from sea and river flooding. Also about other climate issues. It is a commodity that will get to New Orleans, but not to Bangladesh or the Niger delta unless there is an underlying economic opportunity. This advanced knowledge has a price. The climate business is taking shape.
(Scroll up for English)
Opinión
Esta semana finalmente escuché el nuevo disco de Rosalía. Para quien no la conozca, Rosalía es una música española que saltó a la fama hace unos 4 años, cuando sacó un álbum rompedor que mezcla flamenco con otros muchos estilos. En aquel momento recibió muchas críticas en España, especialmente de gente que le acusaba de apropiarse de una cultura ajena y no respetar al flamenco. Más tarde, se atrevió a experimentar con reggaetón, y la tacharon de venderse y alejarse de sus raíces. A comienzos de este año sacó su ultimo disco, y se le criticó porque las canciones no se parecen a nada que ha hecho antes. Esperé a escuchar el disco porque todo lo que leía eran malas críticas, así que pensé que si lo escuchaba en ese momento no me gustaría. Demasiada presión de la opinion pública. Siempre me resulta fascinante lo rápido que las malas críticas se extienden en España. No sólo es la velocidad, también lo homogéneas y monolíticas que son, como la lava de un volcán. Cuando se solidifica, no hay nada que puedas hacer para cambiarla. Para la gente de España, generalizando injustamente la cultura popular, Almodóvar tiene demasiado ego y sus películas son muy raras; Rafa Nadal no tiene técnica como tenista, sólo físico; Penélope Cruz es mala actriz y su hermana es más guapa; y el último disco de Rosalía es una mierda. Mientras destrozamos a esa gente sin ninguna piedad, el resto del mundo les admira. Amo a mi país pero la envidia ocupa demasiado espacio en nuestras vidas. Literalmente sentí como ese peso se disipaba cuando me mudé a Canadá. El ruido desaparecía y dejaba espacio para cosas más positivas.
Alguien puede decir- bueno, hace dos semanas decías que todo el mundo es un experto, así que ahora te toca apechugar. Tomo nota. Quizás esa es la clave, que cada persona use su propio juicio para crear sus propias opiniones en lugar de dejarse llevar por el primer mensaje que lean en internet. Es similar al comportamiento de manada que a veces se ve en las consultas públicas de proyectos para la ciudad, en las cuales un mensaje es impuesto por un grupo de gente en particular, monopolizando la discusión. Antes de la pandemia, era literalmente imposible que se construyera un sólo kilómetro de carril bici en Toronto. Cuando había una propuesta, propietarias de negocios y conductoras aparecían para hablar de las pérdidas económicas por no tener espacio para coches y aparcamientos. Cuando le conté a mi amigo Carlos, que trabaja desarrollando planes de movilidad sostenible en Barcelona, me dijo que es el mismo argumento que se usa en todo el mundo para oponerse a ese tipo de proyectos. Sin embargo, me dijo, los datos muestran que la actividad económica local se beneficia de los carriles bici. Es la gente la que gasta dinero, no los coches. La ciudad de Toronto instaló un carril bici en una de las calles principales como prueba piloto y recogió datos acerca del impacto económico, el uso del carril bici y el cambio en el tiempo de trayecto para los coches. Todos los indicadores apuntaban a que el carril bici era una buena idea. El proyecto piloto se convirtió en permanente. Lo cual me lleva a otro aspecto importante de crearse una opinión propia: los datos, la evidencia.
La semana pasada hicimos una fogata con unas vecinas. Estábamos hablando un poco de todo hasta que la conversación llegó a ese callejón sin salida llamado emergencia climática (a veces me pregunto cómo era la vida antes de que nos hiciéramos conscientes de esta crisis existencial). La gente tenía diferentes propuestas acerca de cómo atacar el asunto. Alguien habló de tomar acción directa, del tipo de bloquear la construcción de nuevos aeropuertos. Otras personas preferían usar la diplomacia para influenciar a gente del gobierno y grandes empresas para instaurar políticas y programas que reviertan la situación. Mi pareja habló de la necesidad de un cambio cultural, redefiniendo nuestros valores y relaciones. Alguien más dijo que no hay forma de resolver esto. Para mí, la respuesta era “todas las anteriores”. Cuantas más opiniones y propuestas, más probable es que progresemos.
Hasta pronto,
Jose
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Vuestras respuestas (editadas) al boletín anterior, Expertos/ Experts::
Luis (Dublin): Tu tesis me recordó esto:
Alfonso (Eindhoven): Estos holandeses tienen conocimiento avanzado de obras hidráulicas para defenderse del mar y de los ríos. También de otros asuntos climáticos. Es un producto de exportación que llegara a New Orleans, pero no a Bangladesh o al delta del Níger mientras no haya un interés económico subyacente. El conocimiento avanzado tiene un precio. El negocio del clima empieza a tomar forma.
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